Arquitectos: Inês Cortesão Ubicación: Vilar, Castro Daire, Portugal Equipo: Luís Bonito, Marco dos Santos Cliente: Carlos Morgado Año Proyecto: 2008 Área Proyecto: 108 m2 Fotografías: FG+SG – Fernando Guerra, Sérgio Guerra
Casa Clara
Abrazada por la aldea y al final de un callejón, se encuentra una casa de piedra de dos plantas. La intervención se inicia mediante la eliminación de todos los contenidos de la experiencia de vida de sus antiguos habitantes. La base para este proyecto es una caja de piedra de granito de oro, conectado a un volumen contiguo de ladrillo enlucido, donde se construyó la cocina y el baño.
Las aberturas de los gruesos muros de piedra están cubiertas por delgados marcos blancos, permitiendo que el interior se muestre y de una sensación de ligereza y equilibrio a este montón de piedras equipadas. En la planta baja, amplias puertas blancas cierran el patio de la casa. El techo de la casa en azulejos blancos de paja, que fueron determinantes para completar la ”brillante” la armonía del conjunto, se destaca de los alrededores y organiza los días de nieve, momento de la aclamación conceptual del proyecto.
En el volumen contiguo los principios se invierten: la construcción tradicional con cubierta a dos aguas está sustituida por un volumen simple con formas puras y un techo plano, en blanco. El contenido de la caja de piedra, estucado en el interior, es en madera de castaño. En el primer piso, una sala de planta cuadrada con una chimenea en el centro, es donde es posible calentar el cuerpo frío en el invierno y socializar.
Las habitaciones están distribuidas de manera simétrica, ya sea hablando de la organización del espacio o del diseño de los muebles y su uso. La separación entre el salón y las habitaciones se realiza por muros de madera que siguen en dirección vertical a la alineación de las tablas del piso, cortado a la medida. Estas paredes ocultan la estructura que sostiene el techo, los armarios y las puertas de los dormitorios.
El diseño de estas aperturas se corresponden, de una manera rigurosa, a la escala y dimensión de la “coraza de piedra”, revelando varias asimetrías y la reducción de la dimensión humana. Esta es una intervención que intenta, a través de los principios y procesos tradicionales de construcción, inculcar una imagen de la contemporaneidad, que hace de esta casa una excepción en el paisaje de las montañas.